El espacio topológico es experimental, cambia su forma sin perder sus cualidades. Es continuo y convergente. No tiene límite porque cuanto más nos acercamos más grande resulta. Es como una pequeña bola de arcilla que moldeamos con nuestras manos y a nuestro gusto, la moldeamos según necesidades o simplemente porque nos apetece. Si tomamos una lupa podemos observar pequeños gránulos de arcillas que repite la forma de la masa inicial. Evoluciona sin perder su esencia primitiva. En la fracturación cada parte es similar al “todo” pero en pequeño.
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